No tenía sentido contarle esa historia,
fue lo primero que vino a mi mente cuando mencionó algo. Me pareció en aquella ocasión que el estar sentados esa noche
frente a frente era algo que escapaba de mi voluntad, que seguía un patrón intrincado
de acontecimientos en los cuales yo solo era un triste espectador, parecía que las aparentes decisiones
que había tomado como el acompañar al
grupo, empacar 2 cobijas una gris y otra
roja, haber desayunado temprano esa mañana, visitar al dentista 1 semana
previa, todas esas aparentes decisiones no fueron naturales. Sentí que todas
esas fueron señales de que existía una influencia moviéndome, avivando el fuego
aquella noche, el sonido del viento también era artificial. Mientras le narraba sobre aquel fatídico viaje mi lenguaje
brotaba como un chorro de agua y yo no tenía la llave para cerrar ese flujo.
A pesar de que yo no estaba realmente decidiendo sobre que contar, cuanto contar y como contarlo, parece que me estaba dando a entender lo suficiente y tenía su atención. Al final le dije -Tu cuéntame algo- y empezó a narrar:
A pesar de que yo no estaba realmente decidiendo sobre que contar, cuanto contar y como contarlo, parece que me estaba dando a entender lo suficiente y tenía su atención. Al final le dije -Tu cuéntame algo- y empezó a narrar:
-Hace 2 años fui a un bar. En realidad creo que no pasó gran cosa, como en tu historia. En aquellos días
hacía las cosas sin pensarlas, podrá sonar a que lo estoy inventando pero sentía que hilos
invisibles salían de mis dientes, de mis uñas,
de mis cabellos, de mis ojos y penetraban todos los objetos, todas las
personas y hacían que las cosas siguieran su marcha. El pensar, el decir que “NO”
o “SI” era intrascendente, así que simplemente seguía y aceptaba las
indicaciones o invitaciones que se ponían frente a mi, sin chistar. Y ese tipo
de vida funcionaba hasta que fui a ese bar. No creo que te pueda explicar
porque, solo que fue algo nauseoso.
El bar tenía las paredes pintadas como si fueran un salón de
kindergarden, con palmeras, árboles, pájaros y nubes con un cielo claro, pero
el lugar estaba muy oscuro con algunas
luces negras y luces laser de color
verde desde la pista de baile. Una mesera estaba muy borracha; era terrible
para servirnos y tomar nuestra orden, lo
único que decía era que estaba muy ocupada
para atendernos pero éramos los únicos en el lugar.
Observé a la otra mesera que era una mujer cansada, desarreglada, noté que traía vendas en el abdomen y pasó toda la noche sentada en la barra del bar hablando con el barman acerca del dolor que le producía su reciente cesárea días atrás.
Observé a la otra mesera que era una mujer cansada, desarreglada, noté que traía vendas en el abdomen y pasó toda la noche sentada en la barra del bar hablando con el barman acerca del dolor que le producía su reciente cesárea días atrás.
Había un par de señores en traje barato, desfajados, con apariencia de ser padres de familia recién salidos de la
oficina y oliendo a sudor intentando bailar con adolescentes que claramente tenían
menos de 18 años pero que fueron a ese infierno por ser el único bar al que podían
entrar. Algunas reían un poco, otras los ofendían y otra los miraba, bajaba la cabeza y tocaba sus pechos.
Era noche de karaoke, el lugar olía a una mezcla de papas a la francesa
viejas y alcohol para curación. Daban a
cada mesa un plato gratis de papas a la francesa. No comí ninguna.
Canté “Too drunk to fuck” a un público que consistía en mis
acompañantes, mas adolescentes que rápidamente llenaban el lugar y algunas pocas personas maduras, un señor no identificado
se acercaba al escenario a gritar “¡Que chingonería! ¡Esto es lo mejor!”. Mi
amiga metió al bar una botella de whiskey Jameson, los demás nos pasábamos la
botella escondida en su sombrero y la
tomabamos en los vasos de plástico del bar. Otro amigo cantaba emocionado a The
BeeGees.
Un desconocido intentaba juntarse con nosotros, reía de los chistes, validaba como extraodinarios y graciosos todos los comentarios de mis acompañantes, gesticulaba exageradamente abriendo su boca y ojos descomunalmente.
El lugar se llenó alrededor de las 3 am de adolescentes sedientos de alcohol barato, música fuerte, drogas recreacionales y hambrientos de omnipotencia. Terminé completamente borracho, usando una peluca verde neon, molesto, irritable, enojado por haber vivido esta situación . Decepcionado por haber permitido que los hilos me arrastraran. Desde entonces nada tiene sentido.-
Un desconocido intentaba juntarse con nosotros, reía de los chistes, validaba como extraodinarios y graciosos todos los comentarios de mis acompañantes, gesticulaba exageradamente abriendo su boca y ojos descomunalmente.
El lugar se llenó alrededor de las 3 am de adolescentes sedientos de alcohol barato, música fuerte, drogas recreacionales y hambrientos de omnipotencia. Terminé completamente borracho, usando una peluca verde neon, molesto, irritable, enojado por haber vivido esta situación . Decepcionado por haber permitido que los hilos me arrastraran. Desde entonces nada tiene sentido.-
Cada enunciado narrado aumentaba una tensión que provenía
de mis vísceras, como una advertencia de que algo terrible iba a suceder, al
principio desconfiaba de cada oración, como si me estuviera escondiendo
información pero no era así. Me cuestionaba ¿Cómo era posible que también experimentara lo mismo? Efectivamente, desde entonces nada tiene sentido.
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