viernes, 2 de noviembre de 2012

cheatting, vomit, The Beach Boys



Wouldn't it be nice if we were older
Then we wouldn't have to wait so long
And wouldn't it be nice to live together
In the kind of world where we belong
Rapidísimo identifiqué el tema que sonaba en el comercial de VolksWagen en la sala del cine antes de la película, ese comercial que está diseñado como una viñeta y con mucho mucho mucho color azul. Siempre resulta molesto para las personas que me acompañan cuando digo en voz alta los nombres de las canciones en el fondo de los anuncios comerciales, pero mi acompañante ese día tuvo otras cosas para sentirse incomoda. Ese día identificar la canción me sacó por un momento de balance, como cuando levantas un envase de leche vacío pensando que esta lleno.
Pero la noche empezó antes, cuando llegué al estacionamiento del centro comercial, al nivel C donde siempre me estaciono aunque  estén disponibles espacios vacíos más cercanos. Siempre me estaciono y estacionaré en el nivel C, porque me desagrada el cambio. Siendo más claros, no me desagrada el cambio, lo odio. Odio cuando cambia el panorama camino al trabajo en la mañana, odio cuando el refrigerador se nota muy trasformado y tiene productos que no conozco, odio cuando me crece el cabello.
Por esa misma aversión al cambio, llevé a esta anónima chica con la que engañaba a mi novia al mismo lugar en el centro comercial a comer sushi donde cenaba precisamente con mi novia  en los 5 años de nuestra relación.  Después la anónima acompañante escogió una película, ni siquiera me interesaba saber cual era.
Ya en la sala, en la obscuridad, sentados justo en la mitad de la fila y con el estómago lleno de rollos de sushi y arroz Gohan, sin tener la más remota idea sobre  la trama o género de la película es que  inició el comercial de la VolksWagen con la canción de los Beach Boys .
Ahora me resulta más fácil entender que estaba actuando mi frustración pero en ese momento no entendía ni madres.
Justo en el segundo coro:
Wouldn't it be nice if we could wake up
In the morning when the day is new
And after having spent the day together
Hold each other close the whole night through
Experimenté bruscamente una repulsión intensa acompañados de una nausea y un deseo de vomitar incontenible, como pude me abrí camino   pateando a las otras personas en la sala del cine para irme corriendo al baño. Intentaba vomitar en el retrete pero solo tenía arcadas una y otra vez, así que ahora sentía repugnancia, asco, disgusto, arcadas y un bonito dolor de cabeza. Solo pude escupir saliva y un poco de jugo gástrico.
Regresé a la sala de cine un poco más tranquilo pero con el estómago revuelto, al sentarme junto a ella   la ilusa me preguntó  “¿Cómo estas?” y ya no pude contenerme, la combinación de su estúpida pregunta con el olor de su dulcísimo perfume, los sonidos de la película que para entonces ya había empezado, el olor a las palomitas, el sabor a jugos gástricos en la boca,  y por supuesto el asco que yo mismo me daba. No pude contenerlo y vomité, vomité de lo lindo todo el sushi, el arroz, las bebidas y hasta creo que vomité de más. Fue un vomito tan fluido y reparador, solo agache la cabeza y la mezcla de comida a medio digerir salió por mi boca y pasó a su pronunciado escote, después a su abdomen, la tercera carga de vómito cayó en su entrepierna y para mala suerte ella traía minifalda. Recuerdo que incluso sudé, sentía el sudor en mi frente, en mis axilas y en mi espalda mientras vomitaba y me temblaban las piernas. Después el ambiente de la sala se sentía muy frio y yo me sentía relajado, al menos por ese momento.
Así terminó, si algo pude aprender además de no comer sushi antes del cine es que existe esa… esa… persistente tendencia mía a morder la mano que me da de comer, y esa vez era mi propia mano.