lunes, 25 de agosto de 2008

las constantes están cambiando



Después de treinta y tantas horas continuas de trabajo puedo tomar un baño y ponerme un uniforme limpio, me desentiendo de mis labores para ir al cuarto de descanso, un cuarto demasiado cálido para mi gusto pero mi cansancio es demasiado como para hacer algo al respecto. El cuarto tiene 2 camas pequeñas, un baño completo, una ventana grande y un garrafón de agua del que nadie bebe, me recuesto en la primera cama descansando boca arriba sin destender las sábanas, desabrocho el primer botón de mi camisa y aflojo la corbata, me pongo mis audífonos y selecciono la lista ‘low ambient’ la cual creé especialmente para dormir. Simultáneamente empieza la canción de 01:42 minutos mientras caigo en un pesado y profundo sueño, tan pesado que pienso que es la muerte porque ya sabes lo que dicen…’O hipnos tu tanatum adelfos esti’ El sueño es hermano de la muerte… Aproximadamente duermo dos horas pero no sueño imágenes, mi cerebro convierte esas dos horas en un minuto con cuarenta y dos segundos para pasar de fase NMOR a MOR y regresar mientras transcurren los segundos de la canción. Existo para la canción, las variaciones melódicas se equilibran con mi meseta emocional, algunos de mis neurotransmisores se disparan, otros se inhiben, personas entran en el cuarto de descanso, suena el teléfono, alguien me busca para que siga trabajando pero yo solo puedo describirme en los sonidos, es lo único real. La canción es real e independiente de la realidad y la razón, yo solo soy el vínculo entre los sonidos y mi cuerpo dormido que no se inmuta ante los cambios de la ‘realidad’. Mental y mecánicamente termina la canción que se alargó tanto como la relatividad de Einstein, que estrictamente acabó hace horas pero su eco recorrió mis axones. Despierto como cadáver revivido por vudú, consciente de que ha terminado. Debo seguir trabajando, lo siento Einstein, las constantes están cambiando.

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