lunes, 23 de abril de 2012

'84 dream (pt 2): a moment of clarity


No tenía sentido contarle esa historia, fue lo primero que vino a mi mente cuando mencionó algo. Me pareció en aquella ocasión que el estar sentados esa noche frente a  frente era algo que escapaba de mi voluntad, que seguía un patrón intrincado de acontecimientos en los cuales yo solo era un  triste espectador, parecía que las aparentes decisiones que había tomado  como el acompañar al grupo, empacar  2 cobijas una gris y otra roja, haber desayunado temprano esa mañana, visitar al dentista 1 semana previa, todas esas aparentes decisiones no fueron naturales. Sentí que todas esas fueron señales de que existía una influencia moviéndome, avivando el fuego aquella noche, el sonido del viento también era artificial. Mientras le  narraba sobre aquel fatídico viaje mi lenguaje brotaba como un chorro de agua y yo no tenía la llave para cerrar ese flujo.
A pesar de que yo no estaba realmente decidiendo sobre que contar, cuanto contar y como contarlo, parece que me estaba dando a entender lo suficiente y tenía su atención. Al final le dije  -Tu cuéntame algo-  y empezó a narrar: 

-Hace 2 años fui a un bar. En realidad creo que no pasó  gran cosa, como en tu historia. En aquellos días hacía las cosas sin pensarlas, podrá sonar a  que lo estoy inventando pero sentía que hilos invisibles salían de mis dientes, de mis uñas,  de mis cabellos, de mis ojos y penetraban todos los objetos, todas las personas y hacían que las cosas siguieran su marcha. El pensar, el decir que “NO” o “SI” era intrascendente, así que simplemente seguía y aceptaba las indicaciones o invitaciones que se ponían frente a mi, sin chistar. Y ese tipo de vida funcionaba hasta que fui a ese bar. No creo que te pueda explicar porque, solo que fue algo nauseoso.
El bar tenía las paredes pintadas como si fueran un salón de kindergarden, con palmeras, árboles, pájaros y nubes con un cielo claro, pero el lugar estaba muy oscuro  con algunas luces negras  y luces laser de color verde desde la pista de baile. Una mesera estaba muy borracha; era terrible para servirnos y tomar nuestra  orden, lo único que decía era que estaba muy ocupada  para atendernos pero éramos los únicos en el lugar.
Observé a la otra mesera  que era una mujer cansada, desarreglada, noté que traía vendas  en el abdomen y pasó toda la noche sentada en la barra del bar hablando con el barman acerca del dolor que le producía su reciente cesárea días atrás.
Había un par de señores en traje barato, desfajados, con apariencia de  ser padres de familia recién salidos de la oficina y oliendo a sudor intentando bailar con adolescentes que claramente tenían menos de 18 años pero que fueron a ese infierno por ser el único bar al que podían entrar. Algunas reían un poco, otras los ofendían  y otra los miraba, bajaba la cabeza  y tocaba sus pechos.
Era noche de karaoke, el lugar olía a una mezcla de papas a la francesa viejas y alcohol  para curación. Daban a cada mesa un plato gratis de papas a la francesa. No comí ninguna.
Canté “Too drunk to fuck” a un público que consistía en mis acompañantes, mas adolescentes que rápidamente llenaban el lugar y  algunas pocas personas maduras, un señor no identificado se acercaba al escenario a gritar “¡Que chingonería! ¡Esto es lo mejor!”. Mi amiga metió al bar una botella de whiskey Jameson, los demás nos pasábamos la botella escondida  en su sombrero y la tomabamos en los vasos de plástico del bar. Otro amigo cantaba emocionado a The BeeGees.
Un desconocido intentaba juntarse con nosotros, reía de los chistes, validaba como extraodinarios y graciosos todos los comentarios de mis acompañantes, gesticulaba exageradamente abriendo  su boca y ojos descomunalmente.
El lugar se llenó alrededor de las 3 am de adolescentes sedientos de alcohol barato, música fuerte,  drogas recreacionales  y hambrientos de omnipotencia. Terminé completamente borracho, usando una peluca  verde neon, molesto, irritable, enojado por haber vivido esta situación . Decepcionado por haber permitido que los hilos me arrastraran. Desde entonces nada tiene sentido.-

Cada enunciado narrado aumentaba una tensión que provenía de mis vísceras, como una advertencia de que algo terrible iba a suceder, al principio desconfiaba de cada oración, como si me estuviera escondiendo información pero no era así. Me cuestionaba ¿Cómo era posible que también experimentara lo mismo? Efectivamente, desde entonces nada tiene sentido.

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