jueves, 20 de marzo de 2014

Ositos 80% Belcebú




Después de una serie de malas y buenas decisiones y sufrir la consecuencia de la atracción y todos los desjuciamientos que esto conlleva, es que regresé de manera temporal a mi ciudad de origen,  llamándolo una visita temporal. Con un timing imprudente, justo al establecerme es que soy informado sobre la hospitalización de un familiar, secuelas de una enfermedad metabólica y una pobre capacidad de auto cuidado. Por petición de mi familia es que serví de acompañante para el día de su amputación, la pierna izquierda.
Cada uno de mis familiares me preguntaba por separado sobre la necesidad de la amputación, y yo les escuchaba por separado como cada uno de ellos imaginaba su propia grotesca versión de una amputación quirúrgica, que incluían sierras eléctricas, cincel y martillo, miembros mutilados aún en movimiento, curioso todo.
Pensé que sería un letargo esperar en el hospital pero sucedió algo maravilloso, mientras hacía antesala  en los sillones ligeramente polvorientos y descoloridos del pasillo es que recibí un mensaje de texto a mi celular. Yo nunca pensé que podría ser tan adicto a estos aparatos del demonio, pero tener acceso a internet las 24 horas del día es una constante tentación  para alguien como yo, hijo de los 90’s. El mensaje era de un a amistad a quien conozco en línea desde hace aproximadamente 10 años, vive en el extranjero, solo, con un par de gatos. Durante el día dedica su tiempo a escuchar black metal, los éxitos pop del momento, trabaja rechazando solicitudes de trabajo para diversas compañías, pero sobre todas las cosas se queja, se queja de cualquier situación a forma de broma y de una manera tan elaborada y absurda que me resulta hilarante pues es difícil diferenciar la hipérbola y la magnificación de la realidad. El primer texto decía:

Estoy entado en el escusado y necesito contarte algo… comí ositos de gomita sin azúcar, light. Primero que nada  debo decir que saben bien, les calificaría con 5 estrellas. Gomitas taaaaan buenas, tan deliciosas, suaves. Efectivamente saben a fruta como los ositos de gomita normales y fui feliz al devorarlas.

Salió una enfermera para avisar a la familia que X había entrado a quirófano, mis familiares iniciaron con su inquietud y/o a rezar. Yo al mismo tiempo imaginaba todo el ritual preoperatorio, las pláticas de vestidor, la mesa quirúrgica, los uniformes, el quirófano, las luces, el frio, el lavado de manos, también imaginaba a mi amigo mensajeando desde su inodoro, probablemente con la puerta abierta y algún gato merodeando.

Pero después de comer cerca de 20 de estas gomitas el infierno se desató. Tuve una experiencia gastrointestinal como nunca antes había yo imaginado. Calambres, sudoración, inflamación más allá de mi peor pesadilla. He tenido intoxicaciones por comer mariscos en mal estado que parecen un paseo en el parque comparado con lo que estaba sucediendo en mi interior.

Vaya que fue distinta la atención en un hospital de gobierno comparado a uno particular, en ese lugar tenían café y galletas (aunque un tanto rancias) en la sala de espera. Esto lo descubrí cuando tuve que alejarme momentáneamente de los parientes porque no paraba de sonreír al ver mi celular y leer el inicio de la aventura gastrointestinal de mi amigo. Seguro que para entonces ya estaban haciendo el aseo quirúrgico y todo el ritual de los campos estériles.

Después llegó, oohhh, la flatulencia. Por todos los santos, los sonidos, como trompetas llamando a los demonios de vuelta al infierno…. El olor, como si mil cadáveres en descomposición hubieran vomitado al mismo tiempo. No podía permanecer mucho tiempo en la misma habitación por temor a morir o desvanecer ante mis propios olores.

Los hijos del desafortunado mantenían una postura de preocupación y aprensión. Una aparente empatía aunque en realidad ya hacía años que el pobre cuerpo acostado en el quirófano ya vivía solo y sin recibir visitas. Yo pensaba, el paciente se coloca en posición decúbito supino, todo mundo está listo, el material quirúrgico brillante y estéril, seguro están realizando la primera incisión en piel con bisturí frio.
Eso de fingir seriedad cuando es increíblemente entretenido un caso de diarrea ajena por ositos de goma asesinos no fue mi fuerte. Probablemente fui visto por toda la familia como un patán por no despegarme del celular y seguir riendo.

Pero espera, hay más! Mucho más! Aquello que salía de mi se sintió como si alguien hubiera intentado vaciar el Niagara a través de un popote para café. Juro que mi esfínter gritaba! Sentía que mi delicado músculo se transformaba en un túnel que vomitaba a manera de proyectil a presión un torrente de residuos tóxicos líquidos. Era 100% líquido, líquido flamable, NAPALM. Lo encontré por un breve momento (un nanosegundo) como algo chusco, era algo que sobrepasaba mi imaginación, y duró por horas.

Risas, primero pequeñas risillas inocentes que cada vez eran más difíciles de ahogar o apagar y que se convirtieron en ataques de carcajadas que intentaba disimular con tos, muy mal disimulada por cierto. Ya para entonces yo supuse que ya habían usado el bisturí eléctrico para seccionar el tejido celular subcutáneo hasta llegar a la aponeurosis, mostrando en toda su gloria a los grupos musculares anterolateral, la arteria y vena femoral, nervio safeno, nervio ciático y demás chunches.

Me sentí violado cuando acabó la primera descarga, lo cual creo que fue en algún momento de la mañana del siguiente día. Estaba evacuando cosas que había comido en una boda en el 2005, tremenda limpieza. Tenía una bolsa de 800 gramos de sitos de gomita sin azúcar, de inocente apariencia y sabor frutal pero de infernales intenciones, le conté a una amiga sobre mi primera experiencia, tu sabes que la gente piensa que yo exagero, y a pesar de mis insistentes advertencias y gráficas descripciones, ella decidió probarlas y llevarse todo el paquete de mis manos.

Probablemente se preguntaban mis hermanos, primos, padres, y demás, sobre el paradero del familiar médico que brindaría consuelo y estaría atento a los informes y posibles complicaciones, explicar con detalle al resto de la familia pero ya no podía apagar más mi risa y salí a la cafetería a soltar la carcajada mientras le seccionaban los grupos musculares al desafortunado, mientras ligaban y seccionaban por separado los paquetes vasculares y separaban el tejido con el periostótomo.
Recordé las varias explicaciones alocadas de mis familiares acerca de la forma en que se realiza la amputación y como se cortaba un hueso  pero en realidad se utiliza una sierra Golgi, que asemeja más un instrumento de tortura y homicidio que un instrumento quirúrgico. Es una cuerda elaborada de acero inoxidable con un trenzado adecuado para el corte del hueso, con un mango a cada extremo, existen de 30, 50 y 75 cms de longitud. La sección del hueso se logra rodeando la sierra alrededor del fémur, infringiendo fricción con movimientos de tracción de manera alternante con mano izquierda y derecha. Mientras se secciona el hueso, este debe ser lavado con suero fisiológico debido a la misma fricción. Posteriormente se liman los bordes óseos, se aplica cera ósea sobre la sección y finalmente se cierra el muñón por planos, se suturan aponeurosis, tejido celular subcutáneo y piel.

Pobre y tonta mujer. Fue el mismo destino para ella, me llamó desde su estancia en el baño, porque uno termina inevitablemente viviendo en el baño como si fuera una especie de embrujo, para decirme que se arrepentía profundamente y deseaba haberme escuchado, creo que estaba llorando. Si algún día te encuentras con esta abominación de la naturaleza, esos engendros infernales de colores y apariencia de ositos, entonces corre y no mires para atrás.

Para finalizar la noche, después de la estancia en el hospital y de que me encontré con la misma mirada desaprobatoria de mis familiares fui a casa y frente al espejo duré 30 minutos en mi aseo bucal, 5 minutos para el lavado de cada diente con mi cepillo usual y después 25 minutos usando hilo dental, con movimientos alternantes entre los dedos de la mano izquierda y derecha, deslizando entre las encías y cada superficie dental, tuve un momento de claridad.
-Claro, la maldita gelatina viene de los huesos. De los huesos, uñas, piel, tendones y toda la porquería de los animales. De ahí viene la grenetina para las gomitas como los ositos. Debo irme de este lugar- Pensé

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